María Sánchez limpió las oficinas de alcaldes, concejales y altos ejecutivos de Phoenix durante más de una década. Cuidó de sus plantas durante la pandemia, compartió con ellos su comida casera y conoció a algunos de sus hijos.
Pero cuando fue despedida por violar el reglamento de su uniforme en marzo, los líderes de la ciudad dijeron que no podían hacer nada.
Sánchez técnicamente no trabajaba para la ciudad. Trabajaba para una empresa contratada por la ciudad. Los funcionarios de la ciudad no desempeñaron ningún papel en su despido.
Documentos de 3H & 3H —la empresa que despidió a Sánchez- indican que Sánchez fue despedida porque violó las políticas del código de vestimenta tres veces: una vez al usar ropa de color similar pero no el uniforme real, y dos veces al usar un chaleco negro que cubría el logotipo de la empresa.
La despidieron el 25 de marzo, el día de la tercera infracción, y le pidieron que no regresara al día siguiente.
Sánchez dijo que cree que su despido fue una represalia dado la lucha que comenzó en 2022 para sindicalizar a sus colegas, labor por el cual su supervisor le había advertido que dejara de hacerlo, relató.
Sánchez quería mejores salarios, más tiempo de enfermedad remunerado, días de vacaciones y beneficios.
Había trabajado para varios contratistas diferentes haciendo el mismo trabajo en el Ayuntamiento durante aproximadamente 11 años. Pero ganaba 14.40 dólares la hora, 20 centavos menos que el salario mínimo de los empleados de la ciudad y 5 centavos más que el salario mínimo de Arizona.
Le resultaba difícil conseguir días libres y no le gustaba que los supervisores le dijeran que no hablara con los miembros o empleados del Concejo de Phoenix, subrayó.
Sánchez se codeaba con los empleados de la ciudad todos los días y compartía los mismos pasillos.
La concejal Laura Pastor afirmó: “Ella es como una familia para nosotros en la oficina. Conoce a nuestros hijos. Compartimos con ella. Era como si fuera uno de nosotros…”.
Los representantes de 3H & 3H no respondieron a múltiples solicitudes de comentarios y preguntas enviadas por el periódico The Arizona Republic.
Pero a Sánchez no se le garantizaron las mismas condiciones o derechos que a los empleados de la ciudad. Un contrato entre la ciudad y su empleador dejaba claras las distinciones.
United Food and Commercial Workers Local 99 (UFCW), un sindicato que no representa oficialmente a Sánchez pero que la ha estado ayudando, dijo que el despido no fue justificado y demuestra la necesidad de que la alcaldesa Kate Gallego y el Concejo Municipal aprueben nuevas protecciones.
“Lo importante es que la ciudad de Phoenix revise todos estos contratos y diga: ‘¿Estamos creando una segunda clase de empleados?'”, mencionó Rana Lashgari, abogada de UFCW.
El concejal Jim Waring, quien dijo que estaba sorprendido por su despido porque hizo un buen trabajo y era muy querida, dijo que más vale que hubiera habido una razón “convincente”.
“En última instancia, ella trabaja en nuestro edificio. Y por eso estamos aprobando esto”, dijo.
El 10 de abril, los organizadores de UFCW se unieron a Sánchez afuera del Ayuntamiento. Protestaron por su despido y pidieron su reingreso. Los golpes de tambores y los cantos de megáfono apenas se podían escuchar en el piso 11, cerca del balcón del alcalde.
“¿Qué queremos?” corearon los organizadores. “¡Justicia!”
Un par de empleados de la ciudad que pasaban tocaron el hombro de Sánchez en señal de apoyo y le ofrecieron sonrisas.
Fue el décimo día de protestas de UFCW. Un puñado de miembros del sindicato se habían presentado todos los días desde el despido de Sánchez. Un funcionario de la ciudad les advirtió que no pegaran carteles en el exterior del edificio, por lo que los pegaron a trípodes o los sujetaron.
Los guardias de seguridad en el vestíbulo de la planta baja se recordaron entre sí que no dejaran entrar a Sánchez al edificio mientras ella hacía las protestas afuera. Ella se negó a entregar su credencial de entrada, dijeron. Se preguntaron si ella intentaría ingresar.
En el piso 11, empleados y miembros del Concejo charlaban tranquilamente en los pasillos mientras avanzaba la manifestación. Describieron a Sánchez como amable, trabajadora y siempre puntual.
“Me gustó”, declaró la vicealcaldesa Debra Stark.
“Lo sé. A mí también”, respondió Waring.
Los concejales Betty Guardado y Pastor alentaron a los organizadores de UFCW a solicitar reuniones con el administrador municipal Jeff Barton.
Drake Ridge, portavoz del sindicato, dijo que UFCW estaba en el proceso de programarlos.
